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PAUTAS PARA EL SECADO DE PRODUCTOS MONOLÍTICOS

La eliminación del agua que lleva el material refractario debe ser progresiva y efectuarse a una velocidad controlada y determinada por las características del producto, la cantidad, el espesor, así como el perfil térmico del revestimiento a secar.

La eliminación del agua se hace a través de su transformación en vapor. Dicha transformación provoca un aumento considerable del volumen, lo que genera grandes presiones en el interior del refractario. Cuando la presión de vapor en el interior del refractario es superior a la fuerza de cohesión interna del mismo, se produce un calentón y/o explosión y/o spalling del mismo, si no se efectúa de manera óptima. Además, el material obtenido podría presentar defectos (grietas).

La curva de secado es una herramienta básica y fundamental para la eliminación del agua del refractario y la posterior formación correcta de las características de éste. Se trata de una operación compleja que debe realizarse siguiendo al pie de la letra las recomendaciones del fabricante.

El procedimiento de secado se determina en base a las características del material de la capa frontal. En el caso de que se haya utilizado diferentes productos, se impondrán las normas de secado más lento.

El control de la temperatura es la clave de un secado exitoso.

Terminada la fase de secado, el revestimiento está en condiciones óptimas de recibir metal fundido o de ponerse a trabajar. En ningún caso deberemos enfriar el horno, las tensiones térmicas  a las que se somete el refractario pueden determinar una menor vida o duración del revestimiento.

OBSERVACIONES:

  • Seguir la curva de secado marcada por el fabricante.
  • Imprescindible medición exacta de la temperatura; si fuese necesarios en varios puntos.
  • Medir la temperatura de la cámara del horno.
  • Uso de termopares apropiados para la curva de secado.
  • Cuando proceda, meter sensores de presión de vapor de agua